Vamos a conocer un poco de historia, un poco de como los italianos llegaron a valle de Chanchamayo. Lo que te vamos a compartir es un extracto de un informe sobre la Colonia Italiana  de Chanchamayo.

Este informe lo elaboraron el 22 de Enero de 1911, en La Merced por un personaje llamado ANZANI CANZIO.

Y empieza así:

EXTRACTO DEL INFORME ESCRITO POR ANZANI CANZIO SOBRE LA COLONIA ITALIANA DE CHANCHAMAYO

La Merced, 22 de enero 1911 Al inicio de la colonización, en 1876, el Presidente de la República, Manuel Pardo, promulgó una ley con la que se autorizaba el estudio de una línea de ferrocarril entre La Oroya y Chanchamayo. Solamente en 1887 se presentó la primera propuesta de construcción de esa línea férrea, que sin embargo no fue aceptada. Luego hubieron más propuestas, pero ninguna fue aceptada. Hasta ahora la colonia de la Merced espera la construcción de ese ferrocarril, así como los hebreos esperaban la tierra prometida. En 1879 el presidente de la República, Mariano Prado, debido a la insuficiencia y peligrosidad del camino de Tarma a la Merced, ordenó la construcción de un nuevo camino para sustituir al anterior, cosa que fue iniciada sólo en 1889. En 1872 el Presidente Manuel Pardo decretó la fundación de una Sociedad de Inmigración Europea, con el encargo de promover y facilitar la colonización del Perú. Al año siguiente se promulgó una ley autorizando los gastos que se contemplaban en leyes de los años 1845 y 1853 (en las cuales se exoneraba de impuestos a los colonos, durante 20 años). En 1887 estas ventajas fueron prorrogadas por diez años más, el derecho duró hasta 1908. En 1909 se comenzó a cobrar impuestos. El mismo año en que Manuel Prado creaba la Sociedad de Inmigración, él mismo anticipaba los trabajos, enviando a Chanchamayo un grupo de 10 a 12 colonos, entre los cuales dos o tres italianos, mientras que el resto eran franceses. La Sociedad de Inmigración Europea fue definitivamente constituida en marzo de 1873 e inició sus trabajos que tuvieron por resultado la ubicación de 74 inmigrantes italianos en la costa, entre los cuales había de diversas profesiones. Poco tiempo después llegaron otros 203 inmigrantes, que fueron ubicados parte en la costa y parte en Chanchamayo. En 1875 otros grupos poblaron la nueva colonia. La vida en la colonia de Chanchamayo estuvo llena de sacrificios, a tal punto que para 1877 una tercera parte de los colonos había abandonado la colonia. En ese año Oscar Heeren, rico empresario limeño comenzó en Chanchamayo algunos cultivos de indaco y en 1878 comenzó la construcción de una fábrica de azúcar y aguardiente, a poca distancia de La Merced, en la desembocadura del rio Toro. Esta hacienda, llamada San Carlos, fue vendida hace pocos años a un peruano hijo de italianos, antiguos residentes de Chanchamayo. A raíz de estas construcciones la suerte de la colonia se levantó en algo, debido a los trabajos y al dinero que circuló. En mayo de 1875 se estableció en La Merced un Consejo de Administración de la colonia, bajo la dirección de un administrador nombrado por la Sociedad de Inmigración. Este Consejo resolvía todos los asuntos de la colonia y tenía también las funciones de juzgado de paz. Este primer Consejo estaba compuesto por italianos, salvo un suizo italiano. Su primer presidente fue el italiano Angelini. Lo que demuestra como la colonia italiana era capaz de dirigir y administrar. Como dijo Aurelio Denegri, director general de la Sociedad de Inmigración: "hemos encontrado extrema perspicacia, aún entre los analfabetos, para discernir su propia conveniencia". Y realmente que eran listos estos colonos: ¡en una elección del Consejo de la colonia en 1876, sobre 70 votantes se encontraron 122 cédulas de voto! En 1876 el médico italiano Giuseppe Ponzoni fue nombrado administrador de la colonia. Mientras que Eugenio Giberti fue nombrado presidente del Consejo en 1877, que aún vive en Chanchamayo. Es necesario agregar que Giberti ha sido uno de los mayores benefactores de todas las colonias extranjeras y de las del país. En 1877 llegó a Chanchamayo un grupo de colonos provenientes de Montevideo y Buenos Aires. La seriedad y honradez de estos colonos la demuestra el hecho que en los años 1880 y 1881 el general Cáceres envió a Chanchamayo una comisión con el encargo de solicitar un adelanto de las contribuciones en dinero y víveres que hacían los colonos. Casi todos pagaron puntualmente.

Fotos antiguas de Chanchamayo

Parece que en 1884 el Consejo Colonial se transformó en Consejo Distrital. Entonces fue dirigido con alternancia por personas de diversa nacionalidad. En 1890 fue alcalde el italiano Francesco Santamaria; en 1894 Eugenio Giberti y en 1898, como alcalde interino, Paolo Praeli. La sede del Consejo fue vagando desde La Merced a San Ramón y a varias haciendas, hasta diciembre de 1902. En ese mes (diciembre 1902) los habitantes de la Merced fijaron definitivamente la sede del Consejo en esa localidad y eligieron como alcalde al italiano Michele Tealdo, jefe de una casa comercial que tenía establecimientos en Lima, Tarma y La Merced. Luego de él fue elegido el italiano Gerolamo Risso, quien hasta hoy dura en el cargo. Ahora hagamos un paso atrás, regresemos al año 1893, época muy importante en la historia de Chanchamayo. La Peruvian Corporation había obtenido vastos territorios en 1891, y comenzó a colonizarlos, en parte con colonos italianos. Una mala decisión hecha en Europa produjo la disolución y la transformación de la nueva colonia, de la cual se retiraron casi todos los primeros colonos. Solamente quedaron algunos colonos italianos y los elementos locales con los cuales la Peruvian cultiva hoy sus terrenos. Pero en 1893 comenzó la prosperidad del valle de Chanchamayo, que lamentablemente duró poco tiempo. En ese año se dio un fuerte aumento del precio del café, de 10 a 25 soles el quintal de 46 kg. Ello atrajo una gran cantidad de especuladores y trabajadores a la montaña, deseosos de dedicar trabajo y capitales al cultivo del precioso grano. La mayor parte de los cultivos se extendían sobre la margen izquierda de los ríos Chanchamayo, Perené y Oxapampa; en las dos márgenes del rio Tarmamayo y del Tulumayo. Es difícil decir cuántas fueron estas plantaciones de café. Desde el año 1893 fue creciendo el entusiasmo por el café, y el valle comenzó a gozar de una prosperidad que fue proverbial en Perú. La influencia de esta rica zona fue grande para los pueblos de la cordillera cercana, que proveían obreros y víveres; fue una influencia decisiva para la ciudad de Tarma, cuya vida económica dependía de la de Chanchamayo, incluso esta influencia se hacía sentir en la costa. La colonia italiana en Chanchamayo contaba en los años 1894 y 1895 con 253 individuos, que poseían 116 plantaciones, casi en su totalidad dedicadas al cultivo del café. El elemento profesional estaba representado por el cónsul Carlo Galleani, y los médicos Luigi Pesce y Luigi Gerbi. Este último murió hace pocos años, y su muerte fue muy sentida por todos los habitantes del valle, por su sabiduría, energía y bondad. De los otros dos, el Doctor Pesce regresó en Italia en 1906 y Galleani dejó el valle de Chanchamayo, murió en Lima en 1909. La colonia italiana contaba en su seno con carpinteros, ebanistas, albañiles, zapateros, sastres y herreros. Entre los comerciantes estaban los Tealdo, Peri, Risso, Eugenio Giberti, Praeli, Giustino Moy, Luigi Degregori, Antonio Pinna, Baroni, Monteverde, Giuseppe raschio,. Poseía además dos hoteles, panaderías, carnicerías, y poseedores de animales de carga para el transporte del café. Las mejores casas de la Merced pertenecían a la colonia italiana. A fines del año 1900 en la Merced se fundó una Sociedad de Beneficencia Pública, que aunque fue iniciada por un peruano, fue posteriormente presidida por Michele Tealdo. No es exagerado afirmar que la prosperidad y el carácter práctico y sumamente útil de sus servicios, su relativa riqueza de sus propiedades inmuebles de esta Sociedad, se deben principalmente a la colonia italiana. Una buena parte de los contratistas que ejecutaban obras civiles y mejoras de caminos, pertenecía también a la colonia. Sin vanidad se puede agregar que al contacto con las colonias extranjeras, y especialmente la italiana, se modificó el carácter de los obreros y de los nativos del valle. El progreso de La Merced en comparación con las poblaciones que la rodean, y que la señala aún hoy como una de las ciudades más progresistas de la República, se debe principalmente a la energía y constancia de la colonia italiana, la única que ha quedado en la brega luego de los desastres que han golpeado el valle de Chanchamayo. Estos desastres comenzaron en 1897. El precio del café bajó rápidamente; y en 1899 llegó de nuevo a 10 soles el quintal. Mientras que el valor de las otras mercancías subía, el costo de vida se hizo más caro y los jornales subían de un modo incompatible con el valor de la producción. El precio del transporte del café crecía proporcionalmente. Actualmente este costo llega a S/. 5 por quintal, desde La Merced al Callao; para un recorrido de 328 Km. Para ver lo exagerado de este flete, basta saber que el mismo peso de un quintal desde el Callao pasando por el estreche de Magallanes, tocando Inglaterra y entregado a Iquitos, cuesta sólo S/. 8! Ello demuestra que aunque el camino de herradura entre La Merced y Tarma es uno de los mejores de la República, no responde a las exigencias modernas del tráfico comercial. Ya nos hemos referido al hecho que por la variedad de sus climas, en el valle de Chanchamayo se pueden hacer diversos cultivos. Pero desde el punto de vista económico eso no fue posible: porque sólo los cultivos más rentables podían pagar los altos precios de producción y transporte. Entonces se recomendó la producción del cacao, para impedir la quiebra económica de Chanchamayo. Pero eso era más fácil decirlo que hacerlo. Las pocas ganancias de los agricultores habían sido absorbidas por las plantaciones de café; el crédito era inexistente; y además al cacao requiere de cinco años para que pueda producir con provecho para el agricultor. Además, en las primeras pruebas que se hicieron con esta planta los resultados no fueron satisfactorios. Entonces comenzó el abandono de la tierra y el éxodo de los colonos; aunque luego de largos intentos de resistencia y de lucha. ¿Cómo era posible que no abandonen los agricultores cuando casi estaban llegando a la meta, de repente caían en la miseria, y cuando a un nuevo esfuerzo y sacrificio correspondía un nuevo desengaño más profundo y más doloroso? ¿Cómo conciliar la enorme reducción del precio de lo producido con la insoportable subida de los gastos? Entre los años 1893 y 1895 el café se vendía más o menos a 24 soles el quintal; la harina costaba 2 soles, las papas 3, la carne 0.10 la libra (460 gr.). Los jornaleros del campo ganaban entre 0.40 y 0.60 soles al día. Desde el año 1897 el precio del café bajó a 10 soles, la harina aumentó a 11, la carne subió a 0.25 la libra, los jornales subieron de 0.80 a 1 sol o más. Y parecía que eso era aún poco para el valle de Chanchamayo, en 1906 apareció la malaria, en forma epidémica. Nadie escapó a esa enfermedad: colonos y obreros. Una parte de los italianos migraron en búsqueda de un mejor clima y fortuna, otros murieron. Hoy quedan en el valle solamente 69, de los cuales sólo hay 15 de los primeros llegados en 1875. Las propiedades rurales se han reducido a 42, y pocas de ellas están en situación satisfactoria. Quienes más sufrieron con la aparición de la malaria fueron los trabajadores agrícolas. Ellos son originarios de la sierra cercana, por ignorancia y prejuicios fueron las víctimas más numerosas del flagelo; por ese motivo terminaron por rehuir el trabajo en el valle de Chanchamayo. Por ese motivo una buena parte de las plantaciones debieron ser abandonadas y la selva reconquistó su imperio. La cuestión de los trabajadores agrícolas es la más grave de Chanchamayo. Los propietarios están obligados a servirse de intermediarios llamados ensanchadores, debían pagarles un premio que variaba entre 15 a 20 % de los jornales pagados. Hasta hoy dura este problema, porque en el valle no hay trabajadores propios. En la actualidad el premio que hay que dar al enganchador y el monto de los jornales representan más de la mitad del valor del café. Recientemente, desde la cosecha de 1908, el precio del café ha retomado un movimiento ascendente, y las buenas calidades este año han sido pagadas a S/. 18.50 el quintal. Sin embargo ésta ha sido una mejora tardía, porque buena parte de las plantaciones estaban arruinadas sin remedio. Sin embargo esta subida de precios ha traído un poco de bienestar en el valle. Los pocos colonos que quedan han vuelto a trabajar con ahínco. En La Merced se nota otra vez el movimiento de actividades y las mejoras de las condiciones económicas. Baste decir que se ha fundado una Sociedad Filarmónica, con su correspondiente banda de música, bajo la iniciativa del italiano Tito Tealdo, quien en pocos meses ha sabido crear una institución que no es inferior a las de las provincias vecinas. Pero la colonia italiana está desapareciendo, es muy difícil que pueda ser renovada. Las defunciones y las salidas serán la causa de su desaparición de la tierra que ha fecundado con su trabajo. Sólo quedará una numerosa descendencia peruana, y su recuerdo. El Perú no deberá olvidarla, así como ella no se olvidó de la tierra que los hospedaba, siempre de manera positiva y abnegada. He aquí algunos nombres de los principales agricultores, industriales y comerciantes de esta colonia, cuya lista nos ha sido proporcionada por el Sr alcalde, Gerolamo Risso.

Gracias a su gentileza hemos podido tener a nuestra disposición los libros del Municipio que han servido en mucho para obtener los datos consignados en esta crónica.

Agricultores:- Giovanni Bogo, - Luigi Bonatto, - Pietro Burraschi, - Anzani Canzio, - Luigi Corbetta, - Raffaele Castagnola, - Rudenzio Castman, - Angelo Ciocca, - Giuseppe Cresto, - Angelo Carrara, - Cesare Carlevaro, - Michele Cillara, - Narciso Fantacci, - Eugenio Dell'Agostino, - Luigi Fronda, - Rosa Ferrara Vda. Signori, - Giuseppe Fetta, - Emmanuele Ferretto, - Eugenio Giberti, - Giuseppe Giacomotti, - Vincenzo Gerbi, - Alberto Gerbi, - Giacomo Lombardo, - Carlo Mapelli, - Alberto Maccari, - Alberto Maccari hijo, - Carolina Maccari Vda. Barlassina, - Merlin - Giovanni Battista Pastorelli - Zeffirino Pelfino - Giovanni Piombo - Giulio Pirola - Emilio Passoni - Giuseppe Ripamonti - Marietta Ripamonti - Palmira Rovatti - Gerolamo Risso - Giuseppina Rovatti - Giuseppe Raschio - Angelo Signori - Francesco Santamaria - Albino Squillario - Tealdo Peri y Cia. - Paolo Tremolada, - Domenico Vergani, - Angelo Viana.

Comerciantes - Giovanna Balestra (panadería) - Giuseppe Cresto (Hotel camino Pichis) - Luigi Degregori (Fabrica de soda) - Narciso Fantacci (Hotel) - Eugenio Giberti (Panadería) - Cesare Pera y Cia. (comerciantes) - Giovanni Piombo (zapatería) - Hermanos Praeli (comerciantes) - Gerolamo Risso (comerciante) - Tealdo Peri y Cia (comerciantes) - Giovanni Rigamonti (zapatería) - Herederos Gazzaniga (propietarios) - Giuseppe Raschio (propietario).

Fuente: Fototeca de la inmigración italiana en Perú